Un paseo por la obra de grandes artistas.

lunes, 24 de abril de 2017

UWE BREMER (1940) / LA BELLEZA DE MIS HORRORES


  •  El alemán BREMER ha tratado de dar con un clave pero se ha extraviado por el camino, pues si los rotros reflejan el conjunto de todas las contradicciones, de todos los dramas y de todos los placeres de la sociedad en que viven, a él le salen grotescos, monstruosos e infames.   


  •  Quizás porque el mundo en el que vivimos, que se nos ha dado hecho y que nosotros continuamos haciendo, suscita la naúsea y el sarcasmo. O porque como animales simbólicos aprehendemos una realidad nefasta e incomprensible.  


  •  Es notable su capacidad  para proyectar su obra como una forma vinculada a unas vivencias excepcionales, cruentas y feroces, producto de un reflejo de la destrucción y de la transformación, no en un fantasía, sino en un mundo en el que la máxima belleza es la máxima fealdad.   


  •  Si como decía Balthus el pintar todos los días es la fuente para sacar agua, este artista no obtiene ni busca ningún acuífero, únicamente consigue, aunque temerosamente, que su propia creación no se vuelva contra él.    

La vida humana es de por sí irónica; donde que comienza lo humano comienza la ironía; a mayor humanización mayor juego de reflejos entre el ser y el no-ser. Lo humano es la actualización del no-ser.
(María Zambrano)